Nuestros agricultores

ESTACIONES

Conversando con Martin Pircher

Nuestra vida, la vida de los agricultores, siempre ha estado marcada por el sucederse de las estaciones. En el Tirol del Sur - Südtirol tenemos una gran suerte: la configuración geográfica y el clima alpino-mediterráneo resultan ideales para el cultivo de la manzana. Una media de trescientos días y más de dos mil horas de sol al año, temperaturas frías de noche y templadas de día constituyen las condiciones idóneas para producir manzanas Marlene® de excelente calidad. Los agricultores trabajamos de la mano de la naturaleza.

¿Qué significa? Ahora te lo cuento.

#quiénsoy

Soy natural de Gries, cerca de Bolzano. Junto con mi esposa, nuestros cuatro hijos y mi padre gestiono una pequeña empresa familiar. Cultivamos principalmente manzanas. Todos sabíamos desde siempre que yo habría heredado la responsabilidad de llevar la empresa. Sin embargo, nunca olvido que mi terreno solo lo tengo de prestado. Día a día doy lo mejor de mí para cultivarlo de manera sostenible y asegurar un futuro digno para las próximas generaciones.

#ciclosanualesdelabores

Lo que más valoro de la vida campesina es que se pasa mucho tiempo al aire libre y que los hijos damos continuidad a la labor de los padres y los abuelos. Me parece una maravilla, año tras año, acompañar a los manzanos desde su “letargo” invernal hasta el nacimiento de los frutos. Las tareas cambian en función de las estaciones, razón por la que debo prestar una atención particular a distintos aspectos para poder recoger el fruto de mi trabajo en otoño.

#alarma #heladasnocturnas

Las heladas en el período de la florescencia pueden perjudicar la cosecha. Por suerte en el Tirol del Sur-Südtirol desde finales de los años 50, para la protección frente a las heladas, se recurre al riego por aspersión. ¿Cómo funciona? Si la temperatura nocturna desciende por debajo de cero se dispara la alarma de helada. Me despierto al instante, salto de la cama y voy al manzanar a poner en marcha el sistema de irrigación por aspersión. Al poner en funcionamiento el sistema, las yemas se ven recubiertas por una capa de hielo que las preserva, y el calor que emana el agua al helarse las protege de las bajas temperaturas, salvaguardando la cosecha y asegurando nuestras ganancias. Además, los parásitos, insectos y hongos también constituyen serias amenazas para los árboles.

#producciónintegrada

Con algo de esfuerzo mantengo a raya a los parásitos. Afortunadamente las cosechas ya no están sujetas a sufrir aquellas pérdidas descomunales que se daban antaño. La prevención, de todos modos, es indispensable, no tanto por el aspecto estético final del producto, sino más bien para garantizar la cosecha. Yo empleo la menor cantidad posible de productos fitosanitarios. Antes de recurrir a su uso siempre estudio posibles alternativas para la protección de los árboles y los frutos, por ejemplo sirviéndome de antagonistas naturales, técnicas modernas de cultivo o métodos ecológicos. Mi objetivo es mantener el equilibrio natural del huerto para poder recolectar manzanas sanas.

#aireyluz

En junio nos preparamos para “aclarar”, es decir, quitar a mano las manzanas sobrantes, las que son demasiado pequeñas o las que por su cercanía impiden el crecimiento de otras. De este modo los frutos que permanecen en el árbol gozarán del alimento necesario para desarrollarse y alcanzar el tamaño ideal. En julio el trabajo disminuye ligeramente, si bien el campesino ha de andar siempre ojo avizor.

#redesseguras

Hasta hace unas décadas el granizo me ha hecho pasar noches en vela. Aunque el perjuicio económico estuviese cubierto por el seguro, la cosecha se perdía sin remedio. Ahora, en cambio, mis manzanas crecen seguras gracias a las mallas antigranizo. ¡Y yo puedo dormir a pierna suelta!

#bochornoestival

Cuando hace mucho calor los árboles necesitan muchísima agua. Por suerte en la vaguada del valle tenemos la suficiente. La sequía mermaría la calidad, el desarrollo y la coloración del fruto, así como el crecimiento de la planta. Durante la fase de maduración las temperaturas por encima de los 35 °C son críticas: la piel de la manzana podría secarse fatalmente al sol, hecho que iría en detrimento de la calidad y de la conservación del producto.

#maduración

El período de cosecha va de mediados de agosto a finales de noviembre. ¡Y hay mucho que hacer! No tenemos un segundo de respiro. Hay algo indiscutible: tanto si maduran en verano como en otoño todas las manzanas son deliciosas. Otrora había auténticas manzanas de verano que todos echábamos de menos ya desde julio. Hoy en día, por el contrario, disponemos de unas avanzadas técnicas de conservación que han convertido aquellas nostalgias precoces en un lejano recuerdo y nos permiten servir manzanas crujientes y apetitosas durante todo el año.

#hotORnot?

Durante la cosecha lo ideal es que se den temperaturas suaves de día y frías de noche, para que las manzanas se pongan bien coloradas. Pero si bajan a -6 °C o más aún los frutos pueden congelarse. Afortunadamente no ocurre a menudo. Después de la cosecha, en cambio, lo idóneo es que se registren bajas temperaturas. A finales de invierno es mejor que no haga un calor excesivo, pues de lo contrario los árboles podrían echar sus brotes demasiado pronto.

#unabuenapoda

Cuando el árbol pierde las hojas y “se aletarga” nos dedicamos a la poda invernal: escamondamos el manzano para asegurarnos de que las ramas que dejemos disfruten de una mayor exposición a la luz. De esta manera las manzanas van a poder desarrollarse mejor tanto en calibre como en coloración. Además así el viento secará más fácilmente el follaje después de los chaparrones, lo cual ayudará a prevenir las enfermedades causadas por hongos. La poda se prolonga hasta finales de febrero. Después la naturaleza se despereza y las labores vuelven a empezar.